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¿Por qué no podemos resistirnos al chisme? Esto dice la UNAM
Ya sea en la oficina, con la familiar o los amigos, parece imposible resistirse a compartir y escuchar historias ‘jugosas’ sobre los demás.17 de marzo, 2025 | 05:50 p.m.
Chismes. | Te contamos por qué este hábito social es tan difícil de dejar hacer, según expertos. (Especial: Freepik).
El chisme es ese placer culposo que todos disfrutamos, aunque juremos que no. Se trata de ese intercambio de información que, lamentablemente, muchas veces está tergiversada o, mejor dicho, se dice de forma muuuy exagerada. Pero, ¿por qué resulta ser un hábito complicado de dejar? Pues, además de ser un acto con muchos años de antigüedad, que puede ser una costumbre milenaria, la verdad es que esto tiene una razón biológica que aquí te contamos, según la UNAM.
Lo que pasa en nuestro cerebro cuando decimos o escuchamos un chisme
Si pensabas que el chisme solo era una cosa social, te equivocas. Herminia Pasantes, investigadora emérita del Instituto de Fisiología Celular de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explica que este tipo de anécdotas que se cuentan sobre una tercera persona ocasiona en nuestro cerebro algo muy interesante que nos causa placer.
Todo inicia cuando el chisme entra por nuestro oído, procesando la corteza auditiva del lóbulo temporal, y, posteriormente, cuando la información pasa por la retina, es cuando comienza el impacto en diferentes áreas del cerebro, especialmente en el hemisferio izquierdo, responsable de la producción del lenguaje y la comprensión.
Luego de ello, viene la reacción, que es cuando se provoca la liberación de dopamina y serotonina, neurotransmisores asociados a la alegría y que otras actividades, como comer, tener sexo, jugar videojuegos y más, nos ocasionan.
Pero, ¿todo se queda ahí? La respuesta es no, ya que existe una última etapa que implica procesar lo que se dijo del chisme e impacta en el lóbulo frontal del cerebro, es decir, “donde se hacen conscientes todas las emociones”, de acuerdo con la experta.
En él suceden los juicios de valor, respuestas o sentimientos negativos como ira, furia, agresividad o miedo.
¿Qué pasa cuando el chisme es de uno mismo?
Aquí la cosa puede cambiar bastantito, pues evidentemente no es lo mismo escuchar un chisme de alguien más que cuando oímos algo que se trata de nosotros, y lo peor, que puede resultar muy falso.
Si bien ya te dijimos que cuando el chisme pasa a su última etapa, donde existen los juicios de valor y emociones negativas, estas pueden ocasionar algo más intenso, como ansiedad, depresión, sufrimiento o incluso acabar con la vida de la persona.
A nivel cerebral, impacta más en la corteza prefrontal, que es la región donde pensamos y tomamos decisiones.
“En la corteza prefrontal, también alberga las neuronas relacionadas con la percepción del riesgo y el control de los impulsos, lo que resulta clave en la gestión de un chisme.”
así lo detalló Herminia Pasantes.
La próxima vez que alguien te cuente un chisme, recuerda que, más allá del morbo o la curiosidad, este acto refleja nuestra necesidad de conectar con los demás. Pero también, como todo en la vida, lo mejor es practicarlo con responsabilidad, sin dejar que el deseo de saber más termine afectando a quienes nos rodean.
