Disfruta de los beneficios del durazno, con propiedades antioxidantes y digestivas, y descubre la temporada ideal para saborear esta fruta en su mejor momento ¡además del origen de estas delicias!
Origen del durazno
Originario de China, el durazno llegó a México con los españoles y se hizo muy popular durante la conquista y la colonia. En 1927 se autorizó su uso comercial; antes de esta fecha, solo los nobles podían consumirlo.
Según la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural de México, el melocotón pertenece a la familia de las Rosáceas, que incluye frutas carnosas como la manzana, cereza y pera. Además sus semillas se utilizan como sustituto del aceite de almendras en cosméticos.
Aportes del durazno a nuestra salud
Investigadores de Harvard encontraron que el durazno es rico en carotenoides, pigmentos que proporcionan colores rojo, amarillo y naranja a las frutas, y actúan como poderosos antioxidantes que pueden reducir el riesgo de cáncer. También es una excelente fuente de vitamina C, que mejora el metabolismo y sí, te hace quitarte unos añitos demás.
Su alto contenido de fósforo y calcio beneficia en la fortaleza de los huesos y dientes, además del potasio que funciona para el buen funcionamiento cardiaco y te quita ese odioso malestar de músculos.
En México el durazno es muy popular, especialmente en almíbar. Según el Diccionario Gastronómico de Larousse, la fruta se cultiva durante todo el año, pero su temporada óptima es de finales de primavera a verano con la mejor calidad disponible de abril a septiembre.
Se adapta mejor a climas secos, como señala la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural.
El durazno es una fruta nutritiva que se destaca en su temporada. Aprovecha su frescura para beneficiarte de sus propiedades saludables y disfrutar de su sabor aterciopelado.
