”Vitacilina, ah qué buena medicina”: el origen detrás del eslogan que no sabías
La Vitacilina es una pomada que todo mexicano reconoce, así como su eslogan “ah qué buena medicina”08 de julio, 2024 | 09:00 p.m.En el mundo de la publicidad, existen frases que se graban en la sociedad, convirtiéndose en parte de la cultura popular. Un claro ejemplo de ello es el icónico eslogan de Vitacilina: “En la casa, en la oficina tenga usted Vitacilina, ¡Ah, qué buena medicina!”. Esta frase, simple, pero efectiva, ha acompañado a generaciones de mexicanos, convirtiéndose en un símbolo de alivio y cuidado para toda la familia.
Así nació el popular ungüento, Vitacilina
Vitacilina, pomada a base de lanolina y vaselina, llegó a México en 1935, de la mano del laboratorio farmacéutico Grisi. Desde sus inicios, se posicionó como un producto de uso familiar, ideal para tratar quemaduras, raspones, rozaduras e incluso como humectante para labios y piel seca.
Sin embargo, no fue hasta la década de 1960 que la marca Vitacilina dio un golpe maestro con la creación del eslogan “Ah, qué buena medicina!”. Esta frase, atribuida al creativo publicitario Teodoro “Teddy” Fregoso Cásares, marcó un antes y un después en la historia de la marca.
El éxito del eslogan radica en su sencillez, calidez y familiaridad. La frase “Ah, qué buena medicina!”, evoca una sensación de alivio y bienestar inmediato, transmitiendo un mensaje claro sobre la eficacia del producto.
Además, la frase tiene un ritmo pegadizo y fácil de recordar, lo que la hace ideal para ser utilizada en jingles publicitarios y campañas de marketing. De esta manera, el eslogan se convirtió en un elemento clave para la identidad de marca de Vitacilina.
A lo largo de los años, el eslogan “Ah, qué buena medicina!” se ha adaptado a los nuevos tiempos, manteniendo su esencia original. La frase ha sido utilizada en diversas campañas publicitarias, siempre manteniendo el tono familiar y cercano que la caracteriza.
El eslogan de Vitacilina ha trascendido su función publicitaria para convertirse en parte de la cultura popular mexicana. La frase es utilizada coloquialmente para expresar alivio o satisfacción, y ha sido incluso versionada por artistas y grupos musicales.