¿Por qué el calor nos pone de malas?

El verano llega con su brillo radiante y su calor abrasador, pero también trae consigo un cambio en nuestro estado de ánimo que no siempre es positivo ¿y la razón? todo es por factores biológicos, psicológicos y sociales que afectan nuestra percepción y comportamiento cuando las temperaturas aumentan.

Descubre por qué haces corajes cuando están las latas temperaturas

El calor extremo puede tener un impacto directo en nuestro cuerpo y mente. Cuando estamos expuestos a altas temperaturas, nuestro sistema de regulación térmica trabaja arduamente para mantener nuestra temperatura corporal dentro de un rango saludable.

Esto puede llevar a la deshidratación y al agotamiento físico, lo que a su vez afecta nuestra energía y estado de ánimo. Además, la exposición prolongada al calor puede alterar nuestros patrones de sueño, lo que contribuye a la sensación de cansancio y malestar.

Se ha demostrado que las altas temperaturas aumentan la producción de ciertas hormonas, como el cortisol, que están asociadas con el estrés y la irritabilidad. Del mismo modo, el calor puede afectar la actividad de neurotransmisores como la serotonina, que desempeña un papel importante en la regulación del estado de ánimo.

Contingencia, frío y calor: ¿Cómo afecta a nuestra salud?

En la revista ‘¿Cómo ves?’ de la UNAM, detallan que cuando tenemos calor “el estado de ánimo se caldea —literalmente se calienta— y nos ponemos irritables, lo que favorece la violencia y la agresión física. Sucede que el incremento en la temperatura ambiental produce un aumento en la presión sanguínea y un cambio en las prioridades del cuerpo”

Es importante tener en cuenta que la forma en que el calor afecta nuestro estado de ánimo puede variar según el individuo y su contexto social y cultural. Por ejemplo, algunas personas pueden estar más acostumbradas al calor y ser menos afectadas por él, mientras que otras pueden experimentar efectos más graves.

¿Cómo podemos evitar que nos afecte demás el calor?

1. Mantente hidratado: Bebe agua regularmente para evitar la deshidratación, especialmente en días calurosos.

2. Usa ropa ligera y fresca: Opta por telas transpirables y de colores claros que reflejen el calor en lugar de absorberlo.

3. Busca lugares frescos: Permanece en áreas con sombra o con aire acondicionado para evitar la exposición directa al sol.

4. Usa protector solar: Protege tu piel de los rayos UV aplicando protector solar de amplio espectro, incluso en días nublados.

5. Evita actividades al aire libre en horas de mucho calor: Planifica tus actividades al aire libre temprano en la mañana o tarde en la tarde para evitar el calor intenso del mediodía.

6. Descansa y refréscate: Si sientes calor excesivo, busca un lugar fresco para descansar y refrescarte.

7. Usa gorras o sombreros: Protege tu cabeza del sol con gorras o sombreros de ala ancha que proporcionen sombra adicional.

8. Evita el alcohol y la cafeína: Estas bebidas pueden deshidratarte, así que consúmelas con moderación y compensa con agua.

9. Ventila tu hogar: Abre ventanas y utiliza ventiladores para mejorar la circulación del aire en tu hogar.

10. Presta atención a los síntomas de golpe de calor: Mareos, náuseas, piel enrojecida y sudoración excesiva pueden ser signos de golpe de calor. Busca atención médica si experimentas estos síntomas.

A medida que enfrentamos los desafíos del cambio climático y los veranos cada vez más calurosos, comprender cómo el calor afecta nuestra salud mental y emocional es crucial para encontrar formas de mitigar sus efectos negativos y promover el bienestar en nuestras comunidades.