Todos se han preguntado si el quesillo y el queso Oaxaca son la misma entidad. Ambos quesos comparten similitudes notables como el ser productos frescos originarios del país, sin embargo, algunos amantes de la gastronomía insisten en que hay diferencias distintivas que justifican la separación de sus nombres.
Estas delicias tienen sus raíces en la tradición quesera de Oaxaca, una región conocida por su diversidad culinaria y artesanía gastronómica. El proceso de elaboración de estos quesos a menudo se realiza de manera artesanal, preservando métodos tradicionales transmitidos de generación en generación.
El quesillo se elabora tradicionalmente mediante un proceso de hilado que implica el estiramiento y enrollado del queso en una especie de trenza. En cambio, el queso Oaxaca, es el queso puro que puedes rebanar en trozo y comerlo crudo o de diferentes maneras, y usualmente lo encuentras enrollado de un aro de madera o un patate.
Usualmente, el quesillo tiene una textura muy compacta, un sabor ligeramente más ácido y cremoso a la vez, mientras que el queso Oaxaca es totalmente cremoso y grumoso. Ambos quesos se preparan y comen de diferentes maneras.
En la CDMX y en diferentes partes del mundo, consumimos el quesillo como un acompañamiento o en quesadillas porque tiene la facilidad de gratinarse y que caliente puede estirarse hasta volverse muy cremoso, y el queso Oaxaca es más compacto que puede asarse sin perder su forma original.
A pesar de que aquí en la capital nombramos a este queso de ambas maneras refiriéndonos al que se gratina o va en diferentes platillos mexicanos, la verdad es que de donde proviene la historia es completamente diferente porque recalcan que ambos se comen y son diferentes.
