La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) hizo historia en México en el año 1999, después de la huelga más larga de todos los tiempos, un suceso que podría ser desconocido para las nuevas generaciones. Aquí recordaremos lo que sucedió ese año y qué motivó a los estudiantes de esa época a mantenerse en lucha durante tanto tiempo.
¿Qué originó la huelga de la UNAM de 1999?
La huelga de la UNAM en 1999 fue un momento crucial y emotivo tanto para la comunidad universitaria como para México en general. Todo comenzó cuando el rector Francisco Barnés de Castro propuso aumentar las cuotas de inscripción, que hasta ese momento eran prácticamente simbólicas
Para muchos estudiantes, este aumento, que pasaría de 20 centavos a 3,000 pesos anuales, era más que un golpe al bolsillo; lo veían como un ataque directo a la idea de una educación pública y accesible para todos, un valor profundamente arraigado en la UNAM.
Imagina ser un estudiante en ese entonces, con sueños y esperanzas de un futuro mejor, y de repente enfrentarte a la posibilidad de que el costo de tus estudios se vuelva inalcanzable.
Esa sensación de miedo, de que les estaban arrebatando algo fundamental, impulsó a miles de estudiantes a unirse en un paro que duraría más de nueve meses. No se trataba solo del dinero; para muchos, era una lucha por defender la esencia de la UNAM como una institución gratuita y pública.
La universidad se transformó en un espacio de resistencia. Los estudiantes tomaron las instalaciones, organizando asambleas y debates, buscando ser escuchados.
Las aulas vacías y los pasillos silenciosos contrastaban con la energía que se vivía en las manifestaciones y en las actividades organizadas por los estudiantes. Pero también hubo incertidumbre, frustración y temor, especialmente cuando el conflicto se prolongó y las negociaciones no llevaban a ninguna parte.
Finalmente, en febrero del 2000, y después de 10 meses (siendo la huelga más larga de la historia, según una publicación de CNDH México), el gobierno decidió intervenir y envió a la Policía Federal Preventiva para desalojar las instalaciones.
Fue un momento tenso y doloroso; cientos de estudiantes fueron arrestados y muchos sintieron que la represión había vencido a su lucha. Sin embargo, a pesar de la derrota en términos prácticos, la huelga dejó una marca indeleble en la historia de la UNAM.
