Uno de los dulces más comunes en México es el mazapán, pues podrías encontrarlo casi en cualquier tiendita de la esquina, o en los puestos de vendedores ambulantes, y no es para menos, pues es un verdadero manjar, su sabor a cacahuate le da un toque especial y lo convierte en el postre ideal.
Descubre el verdadero origen del mazapán, spoiler: no es mexicano
El mazapán es un dulce con una historia fascinante y un poco misteriosa. Según el sitio del Gobierno de México su origen exacto no está del todo claro, pues menciona que algunos países europeos han intentado apropiarse del crédito de la creación de este dulce tan popular. Existen varias leyendas y teorías nos dan una idea de su recorrido a través del tiempo y las culturas.
Una de las historias más antiguas nos lleva a Persia, lo que hoy conocemos como Irán. Allí, hace muchos siglos, los maestros confiteros mezclaban almendras molidas y azúcar para crear un dulce delicioso que, con el tiempo, se hizo popular y comenzó a viajar por las rutas comerciales hacia otros territorios.
Otra historia nos lleva a la época de la ocupación árabe en la península ibérica. Los árabes, conocidos por su maestría en la repostería, llevaron consigo recetas y técnicas a España. Toledo, una ciudad llena de historia y cultura, se convirtió en un centro de producción de mazapán. Se dice que las monjas de los conventos toledanos perfeccionaron la receta, dando al mazapán su sabor y textura únicos.
No podemos olvidar la influencia de los comerciantes venecianos. Venecia, con sus rutas comerciales extendidas hasta el Medio Oriente, también pudo haber sido un puente para que el mazapán llegara a Europa. En Sicilia, donde la influencia árabe también se sintió con fuerza, el mazapán se convirtió en un elemento esencial de la repostería local.
Así, el mazapán es un testimonio de cómo las culturas y las tradiciones culinarias se mezclan y evolucionan. Cada lugar donde se ha asentado le ha dado su toque especial, pero siempre conservando esa base de almendras y azúcar que lo hace tan delicioso.
