Esta es la historia del Popocatépetl y el Iztaccíhuatl
Conoce una de las leyendas prehispánicas más románticas que los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl resguardan.09 de marzo, 2024 | 11:00 a.m.En la majestuosidad de la cordillera montañosa de México, emerge una leyenda eterna que da vida a dos de los volcanes más emblemáticos del país: el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl. Esta narrativa ancestral, arraigada en la mitología azteca, teje un relato de amor trágico y una conexión intrínseca con la identidad cultural mexicana.
Así fue la leyenda de amor del Iztaccíhuatl y el Popocatépetl
Hace siglos, cuando México aún era conocido como Anáhuac y estaba habitado por los aztecas, floreció la historia de amor entre Popocatépetl, un valiente guerrero, e Iztaccíhuatl, una princesa de gran belleza, hija del tlatoani Tezozómoc.
Popocatépetl e Iztaccíhuatl se enamoraron profundamente, y su amor era conocido por todos en la ciudad. El emperador, complacido con la nobleza y el valor del joven guerrero, decidió comprometer a su hija. Ambos se juraron amor eterno, y el matrimonio estaba próximo.
Antes de la boda, el emperador confió a Popocatépetl la misión de partir a la guerra y enfrentar a los enemigos del imperio. ‘Popoca’ aceptó el desafío con valentía, comprometiéndose a regresar victorioso para unirse a su amada.
Sin embargo, en su ausencia, un rival enamorado de Iztaccíhuatl sembró la duda sobre la fidelidad de guerrero. Este villano convenció al emperador de que Popocatépetl había perecido en la batalla. La princesa, devastada por la noticia, cayó en una profunda tristeza.
Popocatépetl, sin conocer la confusión que se tejía a sus espaldas, regresó victorioso, esperando reunirse con su amada. Sin embargo, al llegar a Tenochtitlán, se encontró con la terrible noticia de que Iztaccíhuatl había fallecido de tristeza creyendo que él había muerto en combate.
Devastado por el dolor, el joven luchador llevó el cuerpo de su amada a la cima de una montaña y encendió una gran hoguera como un tributo a su amor perdido. Se arrodilló junto a ella, jurando protegerla por toda la eternidad.
Conmovidos por la pureza y la devoción de los amantes, los dioses decidieron premiar su amor eterno y convirtieron a Popocatépetl e Iztaccíhuatl en dos majestuosas montañas, ubicadas en lo que hoy conocemos como la Sierra Nevada.
La leyenda de ambos volcanes perdura hasta el día de hoy como un hermoso tributo a la intensidad del amor verdadero, además de la inmensa historia y tradición cultural del país.