Las regaderas eléctricas, también conocidas como duchas eléctricas, son un artefacto común en muchos hogares, especialmente por su bajo costo y su increíble practicidad para proporcionar agua caliente de manera rápida. Sin embargo, es importante ser consciente de los riesgos que conlleva su uso si no se toman las medidas de precaución adecuadas. A continuación, te presentamos los principales peligros asociados con las regaderas eléctricas.
El peligro más grave asociado a las regaderas eléctricas es el riesgo de electrocución. El agua es un buen conductor de electricidad, por lo que si la regadera presenta algún daño o falla en el aislamiento, existe una alta probabilidad de que se produzca una descarga eléctrica al entrar en contacto con el agua.
Las regaderas eléctricas pueden alcanzar temperaturas muy elevadas, lo que aumenta el riesgo de sufrir quemaduras en la piel, especialmente si no se regula la temperatura adecuadamente o si el usuario tiene la piel sensible.
En caso de un cortocircuito o un sobrecalentamiento, las regaderas eléctricas pueden provocar incendios, poniendo en riesgo la integridad física de las personas y las estructuras donde se encuentran instaladas.
El alto consumo de energía de las regaderas eléctricas puede sobrecargar la instalación eléctrica del hogar, lo que puede provocar fallos en el suministro eléctrico, cortocircuitos e incluso incendios.
Pero no te alarmes, las regaderas eléctricas son muy seguras, de acuerdo con Rotoplas. En su página web, la marca líder de accesorios de plomería, señala que muchas personas le tienen miedo a las duchas eléctricas.
Sin embargo, si un profesional realiza una correcta instalación no debe por qué existir algún problema. Además, estas regaderas están elaboradas con alta calidad de estándares brindando mayor seguridad a usuario.
