El cheesecake, también conocido como pastel de queso, nace originalmente en la Antigua Grecia. Se cree, según historiadores y expertos en pastelería, que fue elaborado por primera vez en la isla de Samos alrededor del 2000 a.C.
La receta original que usaban los griegos consistía en mezclar queso de cabra, miel y harina de trigo para crear un postre similar, pero conforme se fue expandiendo el Imperio Romano, la receta empezó a distribuirse por Europa y ganar nuevas versiones.
Sin embargo, el cheesecake que concemos hoy en día se originó en Estados Unidos en el siglo 20. Aquel que se hace con queso crema fue producto de una campaña de marketing muy fuerte de una reconocida marca de queso y que logró que hoy sea uno de los postres más populares del mundo.
Si quieres aprender a hacerlo y quedar como un auténtico gourmet de la pastelería, apunta bien esta receta y prepárate para ser la estrella de la cocina.
Lo primero que tenemos que tener listo es la base del pastel. Para eso hay que buscar un molde y armar una base hecha con las galletas molidas mezcladas con la mantequilla derretida.
Una vez que tengas hecho eso, deberás mezclar el queso crema con la leche condensada, la media crema, la ralladura y el jugo de limón. Debes ir poniendo uno a uno los ingredientes en un recipiente y mezclar hasta que queden integrados.
Cuando dos ingredientes se integran, agregas el tercero y vuelves a mezclar.
Cuando hayas armado el relleno, viértelo sobre la base de galletas y lleva al refri durante dos horas.
Sirve junto a una buena porción de fresas o frutos rojos y, si tienes, ponle mermelada de frutos rojos para que quede aún más delicioso.
