Nevería Roxy: el lugar que se fundó en CDMX en 1946 y ofrece malteadas, café, helado flotante y más
Si buscas un lugar para disfrutar de un delicioso postre frío, como una nieve, pero con ese toque de antaño, Neverías Roxy en la capital es el sitio ideal.28 de noviembre, 2024 | 01:00 p.m.Fundada hace 78 años en la Ciudad de México, Neverías Roxy es, sin duda, un lugar ideal para disfrutar de una deliciosa nieve.
Ya sea en familia, con amigos o para tener esa cita perfecta con tu crush, este sitio destaca por ofrecer postres fríos elaborados con ingredientes naturales y de calidad. Además, su ambiente te transporta a otra época, así que échale un ojo a los detalles de este lugar y lánzate a disfrutar al máximo!
¿Cómo surgió Neverías Roxy en CDMX?
Aunque su fama se asocia principalmente con la Ciudad de México, la realidad es que Neverías Roxy tuvo sus inicios en Guadalajara en los años 40, específicamente en el Cine Roxy.
Según su sitio oficial, la historia comienza con un recuerdo de infancia de Don Carlos Gallardo, pionero de esta icónica cadena de helados y nieves. Él rememoraba cómo, en su natal La Barca, Jalisco, disfrutaba de un helado de limón blanco. Inspirado por esta experiencia, Don Carlos decidió “buscar sabores y recetas para crear verdaderas nieves y helados artesanales mexicanos”, que empezó a vender en el pórtico del cine.
Fue en 1946 cuando Don Carlos se mudó a la capital mexicana junto con su familia y abrió la primera sucursal en la Colonia Condesa. Este local se distinguía por ser una fuente de sodas que ofrecía a sus visitantes “una experiencia llena de nostalgia y felicidad”, una esencia que el lugar conserva hasta la fecha.
Como era un negocio familiar, los visitantes de aquella época recuerdan la calidez de ver a sus dueños convivir y trabajar juntos, dedicando esfuerzo y amor al lugar.
"Mientras Don Carlos despachaba en la barra, su esposa Doña María Luisa Rubio se dedicaba a preparar las nieves, helados, y mermeladas, cuya inspiración y dedicación sentaron las bases de lo que actualmente es la Nevería Roxy. Muchos de nuestros clientes aún recuerdan con cariño a Don Carlos y a Doña María Luisa conversando y conviviendo con todo aquel que entraba a la nevería."
Hoy en día, Neverías Roxy cuenta con numerosas sucursales, no solo en la CDMX, como en la Condesa (la original), el Bosque de Chapultepec, Lomas, Polanco, Pedregal, Santa Fe, Acoxpa, Interlomas y la Cineteca Nacional, sino también en Querétaro.
El horario es de 10:00 a.m. a 12:00 p.m.. Algunas sucursales abren todos los días, mientras que otras solo entre semana. Te recomendamos visitar su sitio web oficial para encontrar la más cercana y organizar tu visita.
Esto es lo que que podrás disfrutar en la Nevería Roxy ¡con 78 años de historia en CDMX!
En Neverías Roxy encontrarás nieves con sabores deliciosos y frutales como fresa, mamey, guanábana, mango, maracuyá, guayaba, limón, tamarindo, zarzamora, zapote, chicozapote, naranja y sandía.
Si prefieres los helados, también tienen opciones clásicas como vainilla, chocolate y fresa, así como sabores exquisitos como nuez, nuez de macadamia, pistache, coco, café, cereza, menta, cajeta, rompope, plátano, amaretto y muchos más.
Las bebidas, por supuesto, no faltarán aquí. Puedes disfrutar de cafecito, aguas minerales, refrescos naturales o malteadas. Además, cuentan con preparaciones súper ricas como waffles, affogatos, banana split, tres marías, helados flotantes, sundae de chamoy o su especialidad de la casa: el “Roxy Special”.
Los costos van desde los 45 pesos en adelante, y no solo podrás disfrutar de un helado individual, sino que también podrás llevarte uno de a litro desde 150 pesos para disfrutar en casa viendo una peli o con quien más quieras.
Además, para que confirmes que todo es de calidad, en su sitio oficial destacan que sus productos se preparan de manera artesanal, tal como lo hacían sus fundadores. Todos los ingredientes se adquieren en la Central de Abastos, utilizando frutas de temporada cuidadosamente seleccionadas.
Aviéntate a esta nevería llena de nostalgias y sabores que te van a fascinar desde la primera probada que des.