De acuerdo con la Biblioteca Nacional de Medicina (NIH) de los Estados Unidos, las verduras frescas o recién recolectadas son más saludables que las congeladas.
La verdura fresca conserva su sabor, textura y aroma originales, y es rica en vitaminas, minerales y fibra. Sin embargo, su vida útil es más corta, por lo que puede deteriorarse rápidamente si no se almacena y consume adecuadamente.
Por otra parte, la verdura congelada se cosecha en su punto óptimo de maduración y se congela rápidamente para conservar sus nutrientes. De esta manera, se puede almacenar durante meses sin perder su calidad.
Para poder elegir de la manera correcta debes ver primero tus necesidades. Si eres una persona ocupada y necesitas de algo práctico, las verduras congeladas son tu mejor opción.
Usar estas verduras congeladas es una manera práctica, accesible y con buena conservación de nutrientes, aunque su sabor y textura pueden ser ligeramente diferentes a la fresca.
Por otra parte, las verduras frescas son ideales para quienes buscan sabor y textura inigualables, pero con limitaciones de disponibilidad y conservación. Estas verduras debes consumirlas en un corto periodo antes de que se echen a perder.
Recuerda que tanto las verduras frescas como las congeladas tienen sus ventajas. Esto también aplica para las frutas.
La elección entre una u otra dependerá de tus necesidades específicas y preferencias personales. Lo importante es incluir una amplia variedad de vegetales en tu dieta para aprovechar sus beneficios para la salud.
