La Ciudad de México cuenta con una gran cantidad de taquerías emblemáticas, pues los tacos son el alimento que llena tanto el estómago como el corazón de millones de mexicanos. Por ello, en esta ocasión contaremos la historia de “El Borrego Viudo”.
El Borrego Viudo es una taquería ubicada sobre Avenida Revolución, que destaca por estar abierta las 24 horas del día y tener un servicio veloz, que incluso llega hasta los autos de los consumidores.
En las calles de la capital del país se dice que es la taquería por ‘excelencia’ para aquellos que disfrutan las fiestas y la vida nocturna en general, pues es el lugar ideal para comer en la madrugada.
Taquería el Borrego Viudo |
Pero... ¿cuál es la historia del Borrego Viudo?
La historia de la taquería “El Borrego Viudo” comenzó en 1969, como dicen prácticamente todas las lonas del establecimiento, pues fue cuando Don Conrado y José Villagrana Camarena decidieron emprender el negocio.
Los hermanos empezaron en dos locales sobre Avenida Revolución 241, con la idea de ofrecer los clásicos tacos capitalinos en un tiempo muy rápido.
Su idea era que los tacos llegaran los suficientemente rápido para evitar que los comensales tuvieran que bajarse de su auto al establecimiento.
El éxito fue llegando a la taquería, por lo que el horario se fue extendiendo, con la idea de que la taquería tuviera un rango más amplio de venta.
Por lo tanto, aunque al inicio era sólo cuatro empleados, los meseros iban directamente al automóvil para tomar la orden y dar un servicio veloz.
Taquería El Borrego Viudo | undefined
Con el paso del tiempo la taquería fue creciendo de tal manera que llegó a ser clausurada por las autoridades debido a la presunta presencia de miembros de la Unión Tepito, una grupo delictivo conocido por extorsionar a los dueños de establecimientos por un “derecho de piso”.
Hoy en día, la taquería continúa abierta y vende tacos al pastor, tacos de lengua, sesos, suadero, longaniza, maciza, cachete, ojo y surtido.
El Borrego Viudo es la taquería ideal para cenar al salir de un concierto, después del antro, al terminar una fiesta y/o como ‘bajón’ para la borrachera.
